Los textos bíblicos de esta traducción han sido redactados partiendo de un cuidadoso estudio de los textos originales hebreos, arameos y griegos, teniendo en cuenta los avances actuales críticos y exegéticos de la Sagrada Escritura, bajo la Dirección de la Escuela Bíblica de Jerusalén, buscando guardar la fidelidad al original, “sin forzar los textos para acomodarlos a una lectura o a un enfoque esté de moda en un momento determinado. Hay que mostrar todo el resplandor de la Palabra de Dios aun cuando esté expresada en palabras humanas”. (Juan Pablo II, 23 de abril de 1993).
Maquetación algo rudimentaria, con una TOC que llega hasta capítulo. No tiene concordancia ni notas a pie de página pero es una de las traducciones católicas más reconocidas